Vivencias polimórficas de un treintañero perplejo.

miércoles, 21 de enero de 2009

Descendencia


Hoy toca una entrada de ñoñadas, que no todo iba a ser cinismo y descreimiento en Estatuas Verdes. Lo tengo que contar, porque si no reviento: ayer por la tarde estaba disfrazándome de esquimal para ir al gimnasio cuando me llama una amiga y me dice, crípticamente, “Que sepas que a partir de ahora mis comentarios en Estatuas Verdes van a valer por dos”. ¿Euans? Amiga, ¿es que te has hecho catedrática y nos vas a culturetizar ahora a todos? “No, es que llevo a una persona dentro”. K.O.

Una amiga mía embarazada, esto no es el caso que conté en “¿Tu criatura?”, esto me coge muy de cerca. Es la primera. Tengo amigos casados, amigas a punto de casarse y primas que me han hecho tío. Pero la noticia del embarazo de esta amiga me ha llegado muy hondo, no sabría decir por qué. Quizás porque sabía las tremendas ganas de ser madre que esa mujer tenía. Y además que le pega, porque es como una madraza con las criaturas ajenas y no me cabe duda de que le ha de ir estupendamente con las propias.


La ternura de la maternidad adobada con un pelín de nostalgia. Hoy en el trabajo me sorprenden a la hora del café con una selección de canciones pop, baste decir que NO ERA MELENDI (que es lo que suena todos los días). Escucho extasiado “Tears In Heaven” de Eric Clapton, esa baladurria que no hace honor a los orígenes blues rock del guitarrista pero, ¿qué más da? La canción, que me sé de memoria, consigue emocionarme una vez más. Recuerdo que solía cantarla de adolescente con mis amigos, cuando nos íbamos a un parque a tocar la guitarra y a cantar.

Recuerdo también que el tema (o así se nos vendió al menos) lo compuso Clapton en recuerdo de su hijo Conor, que se mató con 4 años. Penosa historia, padres sin hijos, o dolores paternales. Me acuerdo también de Neil Young, que tiene un hijo discapacitado. Nunca lo ha ocultado pero tampoco lo ha utilizado como materia para sus canciones, que yo sepa. Padres con hijos problemáticos. La semana pasada venía en El País un reportaje sobre la tendencia entre muchos escritores con hijos discapacitados de exorcizar sus demonios a base de escribir sobre ellos. El caso más famoso, el del Premio Nobel de Literatura japonés Kenzaburo Oé; uno que nunca se apuntó a la tendencia, otro Premio Nobel: nuestro padrino Pablo Neruda.

Me gustó del reportaje que los varios escritores reseñados coincidían en que sus obras sobre sus hijos enfermos no eran pozos de melodrama ni buscaban la piedad del lector. Solo querían hacer literatura sobre un tema que les tocaba muy de cerca, pero tomando distancia objetiva.


Pero volvamos a temas agradables, madres con hijos, maternidades alegres. Como conté el otro día, vi la desafortunada película de Helen Hunt Cuando ella me encontró (2008). Más allá de ser fallida, la peli ofrece el retrato de varias mujeres en cuanto que madres: una madre adoptiva, una que dio a su hija en adopción, una mujer de 39 años desesperada por ser madre. Esta última quiere tener un hijo a toda costa, y con tal de conseguirlo llega a realizar actos incomprensibles para mí, actos que yo nunca entenderé pero que respeto profundamente. En el BUP tuve a una profesora de Física y Química que era lo más sieso y lo más borde del universo. La leyenda urbana era que la mujer se encontraba frustrada por no haber tenido hijos y sí varios abortos naturales.

En su momento, aquello me pareció un comentario cruel, por no decir machista, pero lo cierto es que la buena señora saltaba como una hiena cada vez que alguien le preguntaba si tenía o no chiquillos. Y cierto es también que al curso siguiente la mujer concibió, se preñó de y dio a luz a una criaturita, y que a partir de entonces aquella profa fue un dechado de dulzura y un encanto de persona.


¡Madres del Mundo, uníos!, y no estoy hablando del Movimiento Obrero. Enhorabuena de corazón a mi amiga, y no puedo acabar sin recordar con cariño a mi propia madre, que hace poquito ha cumplido años (no se dice cuántos). Mucho me ha aguantado y más me aguantará. Pero no es ese el aspecto de nuestra relación que quisiera destacar hoy. Digamos mejor: mucho me ha dado sin pedir nada a cambio. Mi madre.

8 comentarios:

GRILLO SOLITARIO dijo...

¡¡ENHORABUENA A LA QUE SEA!! Y QUE DIGA QUIÉN ES, QUE A PARTIR DE AHORA SUS COMENTARIOS LOS LEERÉ DOS VECES :-P

Seño Ana dijo...

No sé si serán las hormonas o lo importante que me has hecho sentir... pero me ha emocionado profundamente tu inicio de post (vamos que conociéndome sabes que me he jartao de llorar). Gracias corasson

SNQEV (x2)jejejeje

Seño Ana dijo...

Por cierto, gracias grillo!!!

GRILLO SOLITARIO dijo...

ANDA, ERES TÚ. ¡QUÉ BIEN! ME ALEGRO UN MONTÓN :- >>

Anónimo dijo...

Que sepas que delante de mucha gente que tengo que vigilar en este momento has hecho que se me salten las lágrimas...
estoy muy contenta y y cosidero que voy a ser tita por primera vez de la niña (porque va a ser niña)con la madre más maravillosa del mundo. Sab guardiana-he vueltoooo-

Rukia dijo...

¡¡Enhorabuena!! Muchas felicidades, de verdad^^.

y a ti, porerror... como sabes tocar la fibra sensible...

Anónimo dijo...

"Estoy oyendo crecer a mi hijo..." Umbral habla de su hijo y su muerte en Mortal y rosa. Un libro fascinante. Felicidades, Ana. Migue.

Karmen dijo...

¡Enhorabuena, *Ana*! Me alegro un montón. ¡Qué post tan emotivo, Porerror!

 
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