Vivencias polimórficas de un treintañero perplejo.

martes, 5 de febrero de 2008

El día en que el Mineralismo llegó (III)

Tercer episodio de la saga del Milenarismo (“¡va a llegaaaaaaaaaarrr!”):



Muy cierto que Arrabal se repite y que, como se ha dicho, durante el juicio de Michel Houellebecq salió en defensa de su amigo cual soldado raso de la literatura. Él ya había pasado por eso, pero hay una particularidad: “Los cinco soldados rasos de la literatura que me defendieron, Vicente Aleixandre, Camilo José Cela, Octavio Paz, Elías Canetti y Samuel Beckett, luego todos recibieron el Premio Nobel: se convirtieron en mariscales. Podría pensarse que, por tanto, Arrabal defendió al otro a ver si le caía a él el mismo premio que a las luminarias que lo defendieron a él –el rumor en 2005 fue que estaba nominado-, pero escuchemos al maestro melillense pronunciarse sobre el particular:

“Estaba en una cena con el Rey, y estaban todos los condes, los duques, duquesas… y todas esas personas que tanto importan en la España socialista”. Alguien (de duquesa p’arriba) le preguntó si no se sentía mal por no tener el Premio Nobel. Por toda respuesta, Arrabal contestó que no, pero a su auditorio nos dio más detalles:
“Un escritor como yo, me cuelga de la nariz el Cervantes, el Nobel… esa clase de chucherías del teatro de variedades. (…) Yo creo que lo malo no es que le den a uno esa clase de premios, lo malo es merecerlo”. Y añadió -“¿Acaso yo soy como esos cretinos de Saramago o García Márquez a los que les hacen falta los premios?”

Por si no había quedado lo suficientemente claro, el conferenciante explicó que aunque desdeñaba el Nobel, distaba mucho de no tener ambiciones. “Hay un solo premio que yo busco en toda mi vida: es el de ser Santo, ser Santo pagano. (…) Yo soy un torpe aprendiz de Santo, eso es lo que deseo”.

No voy a negar que para aquel entonces don Arrabal ya me había conquistado con sus Ferrero Rocher culturetiles, rellenos de cremoso chocolate con mala leche y una avellana de nihilismo. Aún así, en mi ignorancia seguía sin verle el objeto (el thesis statement, si se me permite un palabro anglo) a aquella conferencia. ¿A qué venía tanto hablar del Premio Nobel, de las matemáticas, de lo que implicaba ser un poeta? Por mí, estupendo, estaba pasando una tarde de p.m., pero no podía dejar de sentirme incómodo por señores como los que tenía detrás (Profe A y Profe B). Sin duda alguna que ellos y Profe C, Profas D, E y F, al igual que Alumnos/as A’, B’, C’, etc había acudido a aquella conferencia para sacar en claro algo más que unas risas.

Esto pensaba, cuando Arrabal soltó lo siguiente:
“¿Es posible encontrar el equilibrio en un universo planetario? Veo que la pregunta les apasiona a ustedes tanto como a mí”. No había ni atisbo de ironía en esta aseveración. “La Universidad de Los Angeles, que ustedes seguro conocen mejor que yo,” [recuérdese la composición química del auditorio] “esta universidad ofrece un premio de un millón de dólares a la persona que sea capaz de resolver una de las nueve conjeturas de la Humanidad. Yo voy a ser uno de ellos, se lo aseguro” [son siete, y los otorga una institución de Massachusetts, pero ¿qué más da?].

“Y Perelman, este matemático ruso, este poeta que les fascina a ustedes tanto como a mí ha resuelto la Conjetura de Poincaré, de “punto cuadrado” [en francés, el apellido suena igual que point carré]. Según Arrabal, todos los presentes debíamos estar terriblemente ofendidos con Grigori Perelman, quien rechazó el citado premio de 1.000.000 $ y también la Medalla Fields –“Nobel” extraoficial de matemáticas- dotada con 36.000 € en metálico. En un encuentro, dice Fernando Arrabal que le dijo: “Perelman, usted ha hecho una ofensa terrible contra España y contra el Rey de España, al no aceptar la Medalla Fields de Matemáticas (que le iba a ser entregada en un congreso en Medriz el 11 de agosto de 2006)”.

Et dice Perelman, Perelman, Perelman, Perelman, Perelman, Perelman, dice: Esos treinta y seis mil euros y ese millón de dólares, ¿qué añadían a la validez de mi descubrimiento? No lo hacen más verdad.

2 comentarios:

GRILLO SOLITARIO dijo...

A LA COMUNIDAD CIENTÍFICA NO, PERO AL RESTO DE GENTE PUEDE QUE SÍ LA HAGAN MÁS VÁLIDA.

Kike dijo...

Lo mas fascinante y esclarecedor de lo que llevas relatado de conferencia en estas tres entradas es cuando habla de las "9 conjeturas de la universidad de los angeles", cuando como bien aclaras, son 7 y de una universidad de la costa este.

He estado mucho pensando sobre por que dijo esto, y creo que lo hizo queriendo. La provocacion es mas importante que el contenido. La forma, mas importante que el fondo. Para los que supieran detectar la mentira, descubririan la farsa de la conferencia. Y no es otra que precisamente esta actuacion, esta farsa, esta obra de teatro calculada, el tema principal, el "thesis statement", como tu decias, que vertebra toda la exposicion: la farsa como manera de acercarse a la verdad.
Un saludo,k.

 
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