Vivencias polimórficas de un treintañero perplejo.

sábado, 2 de febrero de 2008

El día en que el Mineralismo llegó (I)

Ver seguidas dos pelis tan intelectualmente exigentes como Los crímenes de Oxford y John Rambo me ha dado jaqueca. Por eso me pongo un disquito de jazz brasileño de Sérgio y Odair Assad y cierro los ojos. Entonces me acuerdo de lo que mencioné el otro día: esa conferencia de Fernando Arrabal a la que tuve la suerte de asistir, hace cosa de un año. Fue algo tan grande que recuerdo que me inflé de tomar notas (¡ojalá hubiera tenido una grabadora!), pero hasta ahora no se lo había contado a nadie. Siento que se lo debo al mundo, no me lo puedo guardar para mí, de modo que he decidido hacer una serie en Estatuas Verdes acerca del importante evento cultural. Lo que viene a continuación es la crónica deslabazada y sin ningún afán de imponerle significado de la conferencia de Fernando Arrabal titulada: “La condición humana. Las voces pánicas y patafísicas, fuera de tiempo”.


Muchos fueron los que me dijeron que me acompañarían, pero a la hora de la verdad (cuatro de la tarde del viernes nueve de marzo de 2007) me encaminé solo al salón de actos de la Escuela de Ingenieros de mi ciudad. ¿Motivo? Para escuchar una conferencia de Fernando Arrabal, ex niño prodigio, dramaturgo, pensador y celebrity de YouTube gracias a su memorable intervención en un programa de Sánchez Dragó a propósito del Milenarismo. Cuando llegué, la sala estaba de bote en bote pero hábilmente logré colocarme en primera fila. Iba a tener al maestro lanzando perlas a menos de tres metros.

A mi alrededor se congregaba la clase de público que abarrota estos foros: 50% de intelligentsia universitaria con barba ellos/pañuelo de colores ellas (todos con gafas) y 50% estudiantes que no saben ni el nombre de pila del conferenciante pero que andan ávidos de los créditos (1 crédito = 10 horas lectivas) que la asistencia dispensa. La conferencia de Arrabal se enmarcaba en un congreso de inspiración humanista llamado Factor humano: Voces de nuestro tiempo, que había contado con la presencia de, entre otros, el poeta Carlos Edmundo de Ory, el cantautor Luis Eduardo Aute, el científico Manuel Toharia, el historiador Santos Juliá, o los filósofos José Antonio Marina, Javier Sábada, Agustín García Calvo y Fernando Savater.

Ahora, en la clausura, el turno era para Arrabal, pero pasaba media hora de las cuatro de la tarde y el buen señor seguía sin aparecer. En la fila de atrás, dos profesores con chaqueta de pana repasaban anteriores conferencias y reflexionaban:

Profe A: Esta gente nos instala en la sospecha. Por ejemplo, García Calvo: si todo es falso, ¿por qué lo que él dice no?

Profe B: Hay una quiebra aparente entre lo que se hace y lo que se dice (lo que nos gustaría hacer).

Profe A: Es como la distinción entre lo “cultural” y lo “natural”, que citó. Matar ostras, si lo hacemos por crueldad está mal pero si lo hacemos por placer está bien: eso es cultural. Lo mismo podría decirse de los toros, ¿no? Yo se lo iba a decir al final.

Profe B: Me gustaría hacer una pregunta pero me faltan tablas, me siento inseguro.

Profe A: Es que aquí tenemos la dialéctica profesor-alumno reproducida en el estrado: conferenciante-público. Juegan contigo, se pueden reír de ti.

Profe B: Aquí vienen a lucirse. Ya han demostrado todo lo que tenían que demostrar.

Profe A: De todas maneras, a García Calvo no se le entiende. Savater es más didáctico.

Profe B: Es como lo que dijo sobre la Play Station 3 y su valor didáctico… Fernando Alonso admite haberla usado para aprender.

Profe A: Como pedagogo, yo no creo que sea una necesidad…

Profe B: Es lo que decían: “Enséñele usted primero a coger el lápiz y el cuaderno y a usar un libro…”

Profe A: Aquí venimos a ampliar nuestros horizontes y a escuchar reflexiones para poder nosotros construirnos nuestras propias ideas.

Una ovación silenció esta y todas las conversaciones del auditorio. Sobre el estrado aparecía un hombrecillo vestido de vivos colores que, tras besar con respeto la bandera se llevaba a los labios un micrófono. Después de comprobar que no funcionaba, dijo en voz alta “Y tras este momento de demagogia y besos…”. Había llegado Fernando Arrabal.

5 comentarios:

GRILLO SOLITARIO dijo...

PUES EN PRIMERA FILA ME TIENES A MÍ ESPERANDO QUE LO CUENTES TODO :- >>

Fran G. Matute dijo...

Killo, algunos no te acompañamos por desconocimiento... Bien sabes que hubiese luchado contigo codo con codo. Viva la Patafísica!

Anónimo dijo...

Yo fui este curso a uno organizado por Corchea69, los mismos que hacen Factor Humano, y me pareció poco serio, la verdad. El chico que lo organiza iba en plan colegueo buenrrollismo que me sacaba de mis casillas. Pero claro, en el tuyo los conferenciantes eran más "serios".

Kike dijo...

Esperando me tienes la segunda parte de la entrada. Que impaciencia! Con lo que me gustan a mi las anecdotas del Maestro Arrabal! Por cierto, que entrando al tema ultimamente me ha dado por leer libros de Jodorowsky (sobre todo sobre psicomagia y su cosmovision), su pareja Panico durante mucho tiempo y todavia grandes amigos... Te los recomiendo (en especial uno llamado Cabaret Mistico, donde solo el nombre erotiza), porque esos libros se estan mereciendo una glosa tuya en Estatuas Verdes como el comer!

Fran G. Matute dijo...

El amigo Jodorowsky pasó también por Sevilla y dio que hablar...

 
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