Vivencias polimórficas de un treintañero perplejo.
sábado, 23 de febrero de 2008
Oda a la barbacoa
A mis compañeros de trabajo les gusta comer sano. A mis amigos también, y a mí tampoco. El motivo de que escriba este post, que tenía pensado desde hace muchas semanas, es que por fin ayer se celebró en mi trabajo la barbacoa anual de team building conocida como “Jornada del colesterol”. Lluvia de ideas: 20 kilos de carne de cerdo ibérico, una paletilla de idem, tres bandejas de pasteles, una docena de botellas de tinto de Rioja y Ribera del Duero… y una ensaladita. El año pasado ya fui testigo (y partícipe) de semejante atentado al aparato digestivo, y lo único que puedo decir es… que solamente fuimos capaces de terminarnos tal cantidad de comida a base de barras de pan para empujar.
Entres mis grupos de amistades también se suele fomentar el tema de la carnaca a la parrilla: legendarios son los costillares de cochino que se consumen en el campo de un buen amigo, las barbacoas en la playa en Cádiz, las inauguraciones de hogar de los recién casados o las chuletadas de cordero en el campo de mi novia. También hemos hecho barbacoas en la azotea del piso de otro amigo, y últimamente fui invitado a degustar unas brochetazas y unos lomitos en la casa de campo de un colega diferente, cuya barbacoa consistía en un tambor de lavadora agujereado. Yo no soy quisquilloso, lo mismo me da un tambor de lavadora, una barbacoa de obra, una parilla de usar y tirar (como las que gastábamos los estudiantes en Inglaterra) o uno de esos hornos cerámicos que cocinan la carne durante mucho tiempo a baja temperatura.
Tengo amigos bastante nazis en esto de las barbacoas, de los que no te dejan ni acercarte mientras ellos la preparan (no digamos ya coger unas pinzas y tocar el género), y aun uno que se autoproclama “sibarita de la carne”. La verdad es que no sé preparar bien la carne a la parrilla (tampoco es física cuántica, ¿eh?), pero siempre agradezco cuando alguno de los expertos me explica cómo lo está haciendo para que todo quede tan delicioso.
En el tema de la barbacoa una vez más no tengo más remedio que rendirme ante los estadounidenses, en cuyo país es una verdadera religión. Me cuentan que en Australia es todavía peor, pero sobre ese extremo no tengo datos. Sobre la B-B-Q en USA sí: ¿alguien vio Planet Terror (Robert Rodríguez, 2007)? Pues de ahí para arriba. La barbacoa yanqui presenta dos estilos bien diferenciados: la carne a la parrilla (grill), cuya meca es Kansas City y la carne hecha a baja temperatura durante horas y horas. Esta última es la que se veía en Planet Terror y también era el “plato nacional” de Carolina del Norte (donde yo estuve) y de todo el Sur de los EEUU. La parrillada es lo que hacemos aquí, el otro sistema es menos conocido en España.
La carne queda en realidad asada, cuando se hace bien se encuentra superjugosa porque se le añade líquido, y se puede aromatizar, ahumándola con todo tipo de hierbas y de maderas especiales. Si queréis probar exactamente lo que es un sándwich de barbacoa USA id al Hard Rock Café y pedid el bocadillo de pulled pork (carne de cerdo en hebras), ahumado al aroma de hickory (nogal americano). Esta carne así en filamentos (parecida a la carne del cocido) se come dentro de un pan redondo de hamburguesa, y si está en su punto resulta tan jugosa y tan rica que no es necesario sazonarla con ninguna salsa ni ningún aderezo.
Madre mía, qué rico. Hará unos meses tuve la suerte de volver a probar la carne hecha así casera, al estilo sureño, pero sin tener que viajar a Estados Unidos. Para cocinarla hizo falta tenerla durante más de doce horas dentro de un aparato especial, llamado “El gran huevo verde” (ver foto), que no es una barbacoa al uso sino más bien un horno. Yo valoro mucho las cosas hechas con mimo y con interés, y permitidme que os diga que si alguien está pendiente de una carne durante más de doce horas, esto merece mi más agradecido respeto. Ya sea un pulled pork sandwich, una buena hamburguesa o brocheta, presa ibérica, pluma (de la que mis amigos se toman para postre), solomillo, costillas, chuletas… incluso he oído decir que hay gente tan friki que en las barbacoas lo que asan son pescados… dadme una buena barbacoa y otro día ya si eso hablamos de dietética.
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7 comentarios:
OS RECOMIENDO LAS BBQ DEL TROFEO CARRANZA SAZONADAS CON MÚSICA DE PIMPINELA REMASTERIZADA POR DJ.CHIQUITO..
Doy fe de lo del tambor de lavadora... espectacular el ingenio español para todo lo que sea ahorrarse dos duros y comer...
¡Sé bien de lo que hablas, Porerror! La Semana Santa de mi familia en Extremadura se reduce a una sola cosa: cordero a la parrilla. Resulta simpatiquísimo ver a las nuevas generaciones (mis sobrinitos de entre 3 y 14 años) devorando chuletillas a diestro y sinietro. Se colocan con sus platicos al lado de la parrilla y no dejan escapar ni nuna.
Por otro lado, en respuesta a tu mención a las barbacoas (kamado) tipo horno, podría hablar maravillas del "Gran Huevo Verde" (Big Green Egg) que mencionas en tu post, pero... no lo haré: unas imágenes valen más que mil palabras.
Ahora que he digerido la bbq del viernes estoy en condiciones de comentar que es uno de los mejores inventos de la humanidad. La del huevo verde,ni me la imaginaba, así que hablo de la "typical spanish".
Dejando a un lado el sabor que le da a la carne el hacerse a la parrilla (si es con madera y una ramitas de romero ni te cuento), decir bbq es charla, amigos, sol (o nochecita al fresco en verano), eso de parar a las tres horas de estar comiendo y que al rato del postre alguien vuelva a poner carne en la parrilla "pa merendar", que se junte el almuerzo con la cena, qdar antes pa organiar la compra... En fin que me encanta toda la parafernalia que rodea a una bbq.
¡Viva el día del colesterol!
ups!el comentario suprimido fui yo por error.lo siento
¡Hola amigos! No sabeis la alegría que me he llevado al conocer éste blog, y sobre todo los comentarios sobre el "Eggstraordinario" Big Green Egg (Gran Huevo Verde). Vereis, soy uno de los que aparecen en las fotos del blog al que se accede desde el comentario de Karmen (¡gracias Karmen!). Si quereis tener una magnífica "eggsperiencia", y estais cerca de Sevilla, no dudeis en contactar conmigo (manolo@loserrantes.es) ¡pronto seremos muchos eggsfanáticos!
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