Vivencias polimórficas de un treintañero perplejo.

miércoles, 18 de junio de 2008

Maestros del despiste

“Respondió el sagacísimo ciego: –¿Sabes en qué veo que las comiste tres a tres? En que comía yo dos a dos y callabas”.
(Lazarillo de Tormes)

Todos los conocemos, en algún momento de nuestra vida laboral nos hemos topado con ellos. Hay gente que tiene un don especial para eludir su trabajo o su responsabilidad, eso que castizamente denominamos “escaqueo”. Yo será que soy tonto, o que me pesa demasiado la educación católica (de la que no reniego) pero día a día y a medida que voy acumulando experiencia laboral, no ceso de sorprenderme por las elevadas cotas a las que estos auténticos maestros llevan el noble arte del escaqueo.

No es que vaya yo ahora a dármelas de supertrabajador, ¿eh?, que me vaya a poner ahora en huelga a la japonesa ni nada por el estilo. Pero es que durante los últimos días he tenido la suerte de aprender de un par de grandes de verdad, y ver cómo actúan.

Aprender el escaqueo requiere un tiempo y un esfuerzo, una cosita bien hecha tampoco se puede improvisar. El germen de este fenómeno lo hallamos en los trabajos escolares en grupo, lacra que aún se perpetúa en el sistema educativo español desde los primeros cursos hasta la época universitaria del doctorado. Todavía estoy a la espera de que me demuestren que alguien alguna vez ha aprendido algo realizando un trabajo en grupo, y no me refiero a lo que se haya uno leído individualmente. Trabajo en grupo = uno trabaja y el resto (n-1) ya si eso. Excepcionalmente trabajan dos, tocan dos empollones juntos, y entonces ya sí que los demás no dan ni medio palote al agua.

Esto está aceptado, el arte radica en hacerlo sin que se note, o mejor aún, pareciendo que se está uno inflando de trabajar. En estos casos son imprescindibles dos cosas: resoplar y despotricar. Ya en el mundo laboral, ambas técnicas son perfectamente extrapolables. Llega uno, con aspecto de controlar el tema (dato clave), pega un par de capotazos (otro término clave en estos casos) y se lanza a despotricar. Contra el tráfico (imprescindible si se llega tarde), contra los jefes, contra el gobierno (tanto si se trabaja en el sector público como si no). Ya quejarse supone un gran esfuerzo, y predispone a los demás a pensar que una persona que tanto se queja es porque piensa mucho y está muy desvelada, ergo no puede estar escaqueándose.

Yo haría aquí una clasificación, pero no por rangos. Me explico, en esto del escaqueo es verdad que hay clases, pero para que sea puntuable para el campeonato del mundo es preciso que el escaqueo se realice entre iguales. Que el jefe se tangue no cuenta, eso ya se da por descontado. Que uno que puede más haga pringar a los pringados no computa como despiste. Lo bonito es clavársela a tus compañeros, los de tu mismo rango o nivel. Y que no lo parezca, insisto. Mis absolutos ídolos son los que no hacen nada y nadie parece darse cuenta.

Pero la discreción no es condición imprescindible para el escaqueo, los hay exhibicionistas, o gente que ama el peligro, y todavía van un paso más allá. No solo no doblan los riñones, sino que encima no paran de ponerse medallas, que si son los más sacrificados, los más esforzados… ¡la de Dios! Haylos que incluso se permiten –en el colmo del cinismo- afearle la conducta a sus compis, hay que ver que soy yo aquí el único que trabaja, etc, etc, etc. Esto último no mola, el escaqueo ha de ser gracioso, nunca maledicente.

Decía antes que hay categorías: yo establecería dos. El solitario y el cómplice. Los primeros hacen lo suyo (tangarse) a título personal y no dan cuentas a nadie. Son grandes conversadores y prestidigitadores, se escaquean ellos solitos y cuando te quieres dar cuenta ya no están o ya han eludido su parte del trabajo. Luego están los cómplices, que intentan liarte por todos los medios en sus tejemanejes de escaqueo. ¿Será para sentirse menos culpables? Lo dudo, pienso que, haciéndote complices, están comprando tu silencio y tu aquiescencia.

Ya hemos hablado de controlar el tema, dar capotazos y ponerse medallas. También es importante manejar los tiempos. “Un minuto” puede convertirse en 20, en un momento dado, en la elástica mente de estos artistas (ni Einstein, oiga). “Diez minutos” pueden significar la hora entera. Otro clásico es lo de ir al servicio, pero o sufren de próstata y de diarrea (a la vez) o se están escaqueando. Ídem con las “llamaditas” telefónicas. No entro en el “cigarrito”, y el “cafelito” directamente ya daría para un post en sí mismo.

Iba a contar varias anécdotas en este post pero me voy a privar, porque está feo. Esto lo lee mucha gente y los protagonistas de lo que iba a contar son peña fácilmente identificables. Pero tranquilos, seguro que cada cual tendrá en mente uno o dos nombres propios de su esfera estudiantil o laboral. Son los maestros del despiste, los artistas del escaqueo. Ojalá que vayan un minuto por un cafelito… y se les atragante.

9 comentarios:

Rukia dijo...

yo aun sufro lo de los trabajos en grupo... o te toca con amigos y colaborais todos, o te toca con pasotas que no hacen ni el huevo...

por como hablas porerror, tú pareces sufrir a los maestros del escaqueo...

Anónimo dijo...

Fíjate, aquí estoy, consolándome en no sé qué dignidad o conciencia, al preguntarme por qué soy el único esta mañana que se lleva a los alumnos a Isla Mágica de los cojones que ha llegado a las 8.15. Muy bueno el post, y la entradilla. Hay un disfrute inmenso en desenmascarar a estos artistas. Yo, lástima, no tengo el arrojo suficiente, pero el otro día, una compañera le puso la cara coloradilla a uno de los grandes tunantes de por aquí, muy sutilmente, en el mismo nivel de "despiste", como si no pasara nada. Qué arte. Migue.

GRILLO SOLITARIO dijo...

GENIAL LA ENTRADA. AHORA, YO VEO LAS COSAS LIGERAMENTE DISTINTAS. PARA MÍ HAY DIFERENCIA ENTRE LOS COMPAÑEROS DE GRUPO QUE DIRECTAMENTE NO HACEN NADA Y LOS MAESTROS DEL ESCAQUEO. LOS PRIMEROS SON SIMPLEMENTE UNOS SINVERGÜENZAS. NI MÁS NI MENOS. NO TIENEN NINGÚN MÉRITO PASAR DEL TEMA, DECIR "PUES NO HAGO NADA". LO VERDADERAMENTE DIFÍCIL Y DIGNO DE ADMIRACIÓN ES ESCAQUEARSE Y QUE ADEMÁS PAREZCA (PERO DE VERDAD) QUE HAS TRABAJADO. PARA ESO ES ESENCIAL SER UN GRAN ORADOR, Y SOBRE TODO QUE SE TE QUEDE EN LA CABEZA CUALQUIER MÍNIMO DETALLE DEL QUE SE HAYA HABLADO (ASÍ PARECERÁ QUE ENTIENDES TODO). Y MÁS COSAS QUE DESCONOZCO, Y QUE HACEN QUE YO NO LLEGUE A ESE NIVEL, SALVO CONTADAS EXCEPCIONES, JEJEJE.

Anónimo dijo...

Estimado porerror, creo que has omitido una categoría de escaqueadores: los caraduras. Son aquellos que alardean de no pegar palo al agua delante de sus compañeros y luego le echan cara delante de los clientes. Para poder hacer esto es importante que tu incompetencia no afecte directamente a sus colegas(importante lo de que no afecte directamente). Yo he conocido a un especimen así y debo admitir que te mueves entre la risa y la indignación, dependiendo de lo cerca que te coja.

Kike dijo...

De acuerdo en todo, menos en lo de la utilidad de los trabajos en grupo. Precisamente con estos se aprenden muchisimas cosas clave para el posterior mundo laboral y la vida en general. Aprendes por ejemplo que este tipo de gente de quien tan bien hablas existe, y que te va a tocar lidiar con ellos quieras o no.

Aprendes a negociar, a no pensar que siempre tienes la razon, a valorar los puntos de vista de los otros, a ver que en una dinamica de grupo no solo es importante el esfuerzo, el trabajo o la inteligencia, sino tambien la cohesion grupal, el estar dispuesto a colaborar, a dar tu brazo a torcer, etc.

Poniendo un caso practico y un poco xenofobo, constato por mi experiencia laboral que trabajar con personas de europa del este (en su mayoria intelectualmente brillantes y con una preparacion academica superior a la de europa occidental) es una puta pesadilla. Y lo es precisamente porque en su sociedad/educacion el concepto del grupo no lo tienen asimilado y son muy individualistas (curioso viniendo de un regimen comunista, pero bueno...). Con europeos occidentales o americanos (sobre todo en estos ultimos, donde el debate, la discusion y la opinion personal conforman una parte esencial de la educacion academica) es muchisimo mas facil trabajar porque no se obsesionan con la culpa, sino que tienden a encontrar una solucion de compromiso

Fran G. Matute dijo...

Yo también creo que el trabajo en equipo puede resultar provechoso, al menos en mi sector.

Sobre todo porque cuando debe existir un engranaje perfecto dentro de un proyecto, se nota rápidamente quién está metiendo la pata.

De todas formas, opino que los "despistados" existen porque no les gusta lo que hacen y contra eso no se puede hacer nada.

Anónimo dijo...

De acuerdo con Kike. Como experiencia personal/profesional: una de las varias entrevistas que tuve que hace para entrar en una empresa consistió en recluirme 9 horas en un hotel de Madrid para desarrollar dinámicas de grupo. Se valoraba la capacidad de tomar la iniciativa, la capacidad de negociar, si eras capaz de evitar la confrontación y si podías conseguir el consenso.

Quizás fue porque le empresa es una multinacional americana pero esa prueba quitó a 3/4 de los candidatos de la carrera. Luego vino nuestra entrevista personal, pero muchos no llegaron.

Anónimo dijo...

Diossss, acabo de reflexionar que igual buscaban que tuvieramos T.A.L.A.N.T.E

Porerror dijo...

Quizás he sido muy destroyer en mis afirmaciones, matizaré. Trabajar en grupo es lo máximo, de hecho, a la larga, todo el trabajo es en grupo. Yo también, por mi empleo, soy un gran creyente en el trabajo cooperativo y he estudiado las dinámicas de grupo.

Ahora, bien, yo me estaba refiriendo a los trabajos escolares. ¿De verdad los pensais que sirven para algo? Porque yo, desde luego, lo bien o mal que sepa trabajar con otros no lo aprendí escribiendo mierdas por partes ni haciendo murales en los que nos estorbábamos unos a otros...

 
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