Vivencias polimórficas de un treintañero perplejo.

lunes, 28 de enero de 2008

Firmin, rata vida


Hace tiempo que vengo queriendo hablaros de un libro llamado Firmin. Seguro que lo habéis visto en las librerías, es una novela finita con el dibujo de una rata humanoide que tiene un libro en la mano. En España ha sido un éxito (creo que va por la 4ª edición, y se editó a finales del año pasado) y viene precedido por una gran fama en USA, donde se publicó en una editorial independiente. Su autor, Sam Savage, ha tenido una vida fascinante: licenciado y doctor en Filosofía por Harvard, tuvo muchos oficios (mecánico de bicis, carpintero, pescador…) y fue básicamente un hippy antes de publicar en 2006 este su primer libro.

La historia (como siempre digo) es simple: su subtítulo lo resume todo. Firmin: Aventuras de una alimaña metropolitana, es la confesión en primera persona de una rata muy inteligente, con cualidades casi humanas, que nació y se crió en una librería de segunda mano en el Boston de los años 60. Debido a que su mamá rata les hizo a él y a su camada su primera cunita a base de páginas arrancadas de obras clave de la literatura tipo Finnegan’s Wake, El Quijote o Moby Dick, Firmin se aficionó a mordisquear los libros y comenzó a alimentarse de su pulpa. De ahí a leerlos solo hubo un paso, y nuestro protagonista pronto se sintió alienado de sus congéneres ratiles. Tanto y tanto leyó y reflexionó que su cerebro se desarrolló de un modo monstruoso para una rata y lo convirtió en una especie de alimaña con la mente de un humano.

De ahí su nombre, Firmin = “fur man” (“hombre peludo” en inglés). Firmin ya no es como las otras ratas, aunque su sino es vivir como ellas, esconderse, cavar túneles, buscar comida en la basura… porque desde luego tampoco es humano. Y he aquí una de las claves de la novela, la alienación que una persona puede llegar a sentir hacia sus supuestos iguales. En el caso de Firmin, le lleva a despreciar a las demás ratas, a considerarse superior a ellas y a verse como un afín al ser humano (al menos en vida interior, pensamientos, sentimientos y aspiraciones). Al fin y al cabo, Firmin en sus ratos libres de rata libre llega a leer más que casi cualquier persona a lo largo de toda su vida.

Desgraciada pero inevitablemente, una serie de circunstancias que no cuento para no chafaros el libro hacen que Firmin llegue a desengañarse también del género humano, que a él se le antojaba excelso y ajeno a todos los vicios de las mezquinas ratas. En este sentido Firmin viene a ser un poco misántropo, en la tradición de un Jonathan Swift. Lo gracioso es que en este caso (a diferencia de Swift, que proponía una raza de supercaballos inteligentes) los animales no dan ninguna lección a los humanos (es una fábula atípica). Y Firmin, por amargao, rechaza a las ratas y también a los humanos como especie, aunque bien es cierto que acaba encontrando esperanza en ciertos especímenes individuales. Esto ocurre con un escritor de ciencia-ficción hippy (¿Trasunto del propio Sam Savage? ¿Homenaje al personaje Kilgore Trout de las novelas de Kurt Vonnegut?) y con la actriz Ginger Rogers, con la que suele fantasear la ratita lectora.

Teniendo presente que Firmin es un cuento fantástico, o bien una fábula, durante su lectura desarrollé a menudo la tentación de trazar analogías entre la novela y el mundo real, en plan “ah, claro: cuando se come un libro es como si se lo leyera” (pues no: empieza jamándoselos pero luego los lee) o “las ratas son los humanos y los humanos son como sus dioses” (error: las ratas son ratas y las personas personas). De hecho, un amigo me llegó a comentar que él había imaginado que las ratas eran como judíos, los humanos como nazis y la demolición del barrio donde se encuentra la librería donde vive Firmin una alegoría de la Segunda Guerra Mundial. Lo aviso ya: el libro no es una alegoría de nada (vamos, que no es Maus).

Lo anterior no quita para que podamos reflexionar y sacar de esta novelita una serie de moralejas acerca de la condición humana. Aunque suene a tópico, hay veces que se te olvida que estás leyendo la vida de una rata, y el personaje de Firmin puede llegar a ser mucho más humano que los idems que lo rodean. Nada más por ver la lista de lecturas que configuran el universo –y la dieta- Firmin (“un bocado de Faulkner era igual que un bocado de Flaubert, por lo que a mí respectaba”) este libro merece la pena. Y como reflexión final, os dejo con una cita de Roberto Bolaño, de su cuento “El policía de las ratas”, que viene al pelo sobre Firmin: “A veces surge una rata que pinta, pongamos por caso, o una rata que escribe poemas y le da por recitarlos. Por regla general no nos burlamos de ellos. Más bien al contrario, los compadecemos, pues sabemos que sus vidas están abocadas a la soledad”.

10 comentarios:

Fran G. Matute dijo...

Totalmente de acuerdo contigo en que "Firmin" no termina siendo una alegoría de nada. Quizás por ello es tan frustante su lectura. Y también, quizás por ello, sea tremendamente original.

Lo que más me gustó fue la trama de las novelas de ciencia-ficción que escribía ese alter-ego del autor y/u homenaje a Kilgore Trout (a su vez alter-ego de Kurt Vonnegut, Jr... uf qué lío!)...

GRILLO SOLITARIO dijo...

¿ESTÁS SEGURO DE QUE LO QUE TIENE EN LA MANO ES UN LIBRO Y NO SU OREJA DERECHA?

Kike dijo...

Sabeis si la pelicula Ratatouille esta basada ligeramente en este libro? Porque aunque la especialidad de la rata de Ratatouille es la comida, coincide con esta otra rata en muchas cosas... Es una rata, tiene constantes trastornos de personalidad por el hecho de no sentirse integrada entre las ratas ni entre los humanos, tiene una habilidad especial...

Fran G. Matute dijo...

No he visto Ratatouille, pero me atrevería a decir que no tiene nada que ver con "Firmin".

Lo que sí parece es que la rata sustituye al conejo como animal simbólico para los americanos... Pero esto debería ser objeto de análisis en otra entrada...

GRILLO SOLITARIO dijo...

JOJO. MUY BUENA.

Porerror dijo...

Grillo, claro que en la imagen de portada que he puesto en el post Firmin no tiene ningún libro. Esa es la portada americana (la del libro que yo me he leído). Vosotros, simples mortales, habréis visto la portada de la edición española, en cuya ilustración sí aparece un voluminoso tomo. ;P

Anónimo dijo...

tiene buena pinta,aunque por lo que cuenta el señor estatuas verdes parece bastante la trama de Ratatouille .Hay bastantes paralelismos entre una cosa y otra.

GRILLO SOLITARIO dijo...

JEJE, QUÉ FRIQUICILLO. EL FIRMIN ESPAÑOL SALE UN POCO ESMIRRIAO. PREFIERO BUSCAR EN GOOGLE IMÁGENES Y VER A ÉSTE. http://www.cinebel.be/portal/resources/movie/1000712/ba16757x.jpg

GRILLO SOLITARIO dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
GRILLO SOLITARIO dijo...

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