Vivencias polimórficas de un treintañero perplejo.

viernes, 6 de junio de 2008

Cerebro contra bajo vientre

Gran noche de rock and roll. Todavía resuenan en mi cabeza los ecos de un monstruo de dos cabezas: el concierto, primero, de Yo La Tengo y después de los New York Dolls. ¿Demasiado para el cuerpo? ¿Y qué me decís de la mente? Tengo que decir que disfruté mucho y también advertiros. No es mi intención aquí hacer la crítica de los conciertos. Para eso ya hay profesionales y además no tengo ganas. No soy fan de ninguno de los grupos, soy lo que All Music Guide tilda de “el oyente ocasional”. Mi intención es ilustrar algunas reflexiones que me asaltaron mientras veía el espectáculo.

Empecemos por el grupo de Hoboken, New Jersey. Sin ser fan sí tengo que decir que me compré su último disco, y tengo algunos más. El último lo pillé porque escuché unas canciones en Radio 3, y vi que sonaban más poperos que de costumbre. De normal Yo La Tengo me parecen ruidosos, pero tuve la suerte de verlos en directo hace diez años en Benicàssim y me resultó un espectáculo de lo más entretenido. Anoche no pensé igual, tras un par de canciones de más de diez minutos (o eso parecía) con frenéticos solos y apenas un par de acordes. Musicalmente no entro a valorarlos, estoy seguro de que son geniales. El problema es que yo voy a un concierto de rock a divertirme, no a sufrir.

No en vano All Music Guide apoda a Yo La Tengo como “critics’ darlings” (“favoritos de la crítica”). La suya es una música que se origina en un concepto muy particular del rock and roll. Pienso que el origen de este rock experimental podría trazarse hasta The Velvet Underground, y ciertas bandas psicodélicas. A la pericia instrumental se unen un gusto por el ruido, absoluta experimentación formal y tensión irónica entre el feísmo y el preciosismo (o sea, en una canción de diez minutos gritan y te agreden los oídos y en la siguiente de dos y medio sacan una flautita y una melodía deliciosa). Seguro que Yo La Tengo es uno de los mejores grupos del mundo, de los más sólidos y demás, pero para música así, interpretada además de modo solipsista (solo dijeron hola al público después de la quinta canción, y no volvieron a hablar) yo prefiero escuchar el disco tranquilo en casa, como si fuera uno de John Cage o Stockhausen.

Para mí Yo La Tengo no fueron divertidos, pero me da que en ningún momento pretendieron serlo, y eso está muy bien para ellos y sus fans. Hay, sin embargo, otro concepto del rock and roll más puro en cuanto que más ajustado a su idea original (no estoy diciendo que sea necesariamente mejor, ¿eh?). La idea aquí no es realizar música cerebral o intelectual, experimentando y enlazando con el jazz, los clásicos contemporáneos, etcétera. ¿Para qué surgió el rock? Aparte de para vender discos, surgió para excitar a la peña, para incitarlos a bailar, a tratar de enrollarse unos con otros y, en una palabra, para pasarlo bien.

New York Dolls ejemplifican –me parece- esta corriente llamémosla “hedonista” del rock. Solo muy de cuando en cuando surgen genios que aúnan las dos tendencias, caso de John Lennon, Brian Wilson, Prince o David Bowie. Los New York Dolls (o lo que queda de ellos: David Johansen y Sylvain Sylvain) fueron y son una banda de rock, y en el concierto que vi anoche no pretendieron hacer otra cosa. En mi opinión ofrecieron un espectáculo divertido, que conectó mayoritariamente con el público (a pesar del cansancio reinante). Vale, igual no se dejaron la piel sobre el escenario o ya no son tan pioneros como cuando los produjo Todd Rundgren, pero a mí me pareció que hicieron todo lo posible para divertir a la peña… y para eso habían cobrado.

Hubo división de opiniones entre mis acompañantes: algunos dijeron que era el mejor show de rock que habían visto en años y otros que les había parecido una pantomima penosa. Con Yo La Tengo las opiniones también oscilaron entre “genios” y “un coñazo”. Mientras tanto los New York Dolls facturaron esa especie de rock duro cuyos ingredientes son el punk, el rhythm and blues, el boogie sureño y el glam. Me recordaron mucho a cómo podrían haber sonado Guns N’ Roses dentro de diez años si hubieran seguido juntos (a lo mejor porque tocaron “Human Being”, que los GN’R versionaron en 1993). También tocaron “You Can’t Put Your Arms Around a Memory” en homenaje al primitivo New York Doll Johnny Thunders (¡coño, esa también la versionó Guns N’ Roses!), “Pills” de Bo Diddley (bien traída ya que el buen Diddley murió esta semana) y “Piece of My Heart” de Janis Joplin, además de sus propios clásicos.

Yo La Tengo también son mucho de versiones (beben de The Kinks o The Beach Boys) pero eso anoche brilló por su ausencia. Los New York Dolls hicieron dos bises, Yo La Tengo ninguno (ni ese detalle tuvieron). En fin, creo que ha quedado claro qué concierto me hizo vibrar más, pero no es culpa de los grupos, es que yo me inclino porque el rock sea divertido. Continuaré siguiendo a Yo La Tengo en pequeñas dosis, pero es posible que la evocación de su concierto de anoche nunca consiga arrancarme la sonrisa que me aflora al pensar en ese señor Johansen gritándole al público “¿Tenéis una crisis de personalidad?!”

2 comentarios:

Fran G. Matute dijo...

Daré una visión algo distinta del concierto en cuestión:

A mí Yo La Tengo me gustaron mucho. De hecho me hipnotizaron durante gran parte del concierto. Ver al Señor Kaplan regurgitando chirridos con su guitarra me retrotrajo a una época en la que esa música (alternativa, la llamaban) era la reina del baile... Y viéndola en directo comprendí el por qué.

Eso no quita que más de una canción de 10 minutos no te llegue a tocar la moral...

New York Dolls me decepcionaron casi tanto como la corbata de un amigo mío. Porque les supongo que son unos pioneros, unos clásicos absolutos, y si bien aplaudo su intención de incluir nuevo repertorio a su renacida carrera musical (la verdad que identifiqué pocas canciones de su época clásica), me dio un poquito de pena ver el espectáculo que dieron.

Eso sí, estoy con Porerror en que a ellos les pagaron por hacer justo lo que hicieron: divertir a la gente. El problema es que a mí no me divierte eso, pero vamos...

Como dijo mi amigo Vicente: "no sé si prefiero estar aquí viendo esto o en la despedida del Profesor Fontana..."

Karmen dijo...

Yo coincido más con Porerror que con Fran G. Matute, pero tengo que decir que no soy experta en ninguno de los dos grupos. ;-)

De Yo La Tengo me gustaron las canciones más "abiertas" (por identificarlas de alguna manera): sobre todo, "Mr. Tough" y "Sugarcube". Las largas y ruidosas (aún) no he aprendido a apreciarlas. :-( Eso sí: si llegan a tocar "My Little Corner Of The World"... caigo rendida a sus pies.

Con New York Dolls disfruté un montón. Me encantaron "Lonely Planet Boy", "Pills", "Trash", "Piece Of My Heart" y... "Personality Crisis".

All in all, fue una noche agradable.

Por cierto, Porerror, me encanta la foto de la "popera" que abre este post. ;-)

 
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