
Bueno, bueno, bueno. Salvando el hecho nada desdeñable de que DANIEL CRAIG NO ES JAMES BOND, anteayer fui a ver la 22ª peli de la saga de 007, por título Quantum of Solace (2008). Vaya por delante que me gustó mucho, pero como soy Bondófilo quisiera hacer un poco de análisis para comprobar hasta qué punto resulta satisfactoria. A partir del cuarto párrafo voy a poner muchos spoilers, no revelo los giros de la peli, pero sí voy a decir qué aparece en ella y qué no. Si no la has visto, la quieres ver y no te gusta que te avancen nada, estás avisado. Luego puedes leer sin peligro el último párrafo.
Empecé diciendo que Daniel Craig NO es James Bond. Correcto. Sean Connery fue James Bond, Roger Moore fue James Bond (a la fuerza…), Timothy Dalton fue James Bond, Pierce Brosnan fue James Bond. George Lazenby no nos dio tiempo a darnos cuenta si lo era o no. Daniel Craig no es James Bond (para empezar, hasta un tonto sabe que James Bond no es rubio): será un señor muy malencarado, será no dudo que muy atractivo sexualmente, será un gañán, incluso será muy eficaz en estos papeles violentos que interpreta… pero James Bond no es.

Empecé diciendo que Daniel Craig NO es James Bond. Correcto. Sean Connery fue James Bond, Roger Moore fue James Bond (a la fuerza…), Timothy Dalton fue James Bond, Pierce Brosnan fue James Bond. George Lazenby no nos dio tiempo a darnos cuenta si lo era o no. Daniel Craig no es James Bond (para empezar, hasta un tonto sabe que James Bond no es rubio): será un señor muy malencarado, será no dudo que muy atractivo sexualmente, será un gañán, incluso será muy eficaz en estos papeles violentos que interpreta… pero James Bond no es.

Pese a no ser James Bond, hace de él en la nueva entrega de la saga Bourne, digo 007. Paso a hacerle el test a Quantum of Solace para ver cómo sale parada en cuanto que peli de Bond.
Título sacado de una obra de Ian Fleming: Correcto, sacado de un relato corto de 1960 y además, como manda la tradición, la historia y los personajes no tienen nada que ver con la “Quantum of Solace” original.
Trama incomprensible: Justo en el centro de la diana! Sería tedioso citar aquí el número de medios de comunicación en los que he leído que la trama de Quantum of Solace se entiende menos que Darth Vader comiendo polvorones. Pero vamos, que no es necesario leerlo en ninguna parte: a esta conclusión pude llegar yo solito.

Escenarios exóticos/chulos: Siena, Haití, Bregenz (Austria), el Lago Garda, Bolivia (La Paz y el desierto), Rusia, sí, esta prueba la supera con creces.
Vehículos: Bien es verdad que sale un Aston Martin, con lo que eso está cubierto, pero la peli adolece de un contrato de product placement con la marca Ford. Muchos Fords, todos nuevísimos, en países del Tercer Mundo. No cuela. Y otra cosa: ¿James Bond a bordo de un Ford Ka? I don’t think so! En cuanto a otros vehículos… un avión DC3, un helicóptero Bell UH-1 “Huey”, un caza Aermacchi SF.260, sin duda espectaculares para una peli de… hace cuarenta años!
Tecnología: Mucha tecnología, onda Bourne, y eso es un problema porque deberíamos estar hablando al revés, que Bourne usa tecnología “onda 007”. Que si pantallas táctiles, que si conexiones a Internet instantáneas, que si móviles chiripitifláuticos… el problema es que todo eso lo usan otros, al pobre James Bond no le dan más que dos puños rudos. Ni siquiera sale Q, cojones. Eso sí, los malos hacen un uso espectacular de la tecnología en la escena de la ópera.

Villanos: Los malos de Bond siempre son teatrales, ideeas geniaales, o perturbados. En este caso, Dominic Greene es un malo que está muy a la altura, una creación de maldad y locura que me ha parecido lo mejor de la película. Nada de histrionadas, nada de planes megalómanos: este es un malo de camisa desabrochada y por eso da más miedo. El resto de villanos, de opereta: Elvis (secuaz de Dominic Greene que parece “Sandro de la Bienale” de El Gran Lebowsky), un tal General Medrano y el Guillén Cuervo, no os digo ná.
Chicas Bond: Hablemos, este Bond moja menos que el mercurio, y eso es preocupante. Aquí solo folla una vez, y no con la tía principal. ¡Injuria! Las chicas Bond sí están a la altura, Camille/Olga Kurylenko: obra maestra (en serio, incluso actúa bien) y la pava que hace de Strawberry Fields, una pena que solo salga tres minutos y medio.

Identidad Bond: Solo a la mitad de la peli, cuando veía que Judi Dench se dirigía al personaje de Daniel Craig llamándole “Bond”, caí en la cuenta de que estaba viendo una peli de 007. Bond gañán, Bond de baja estofa, Bond cani… ¡uf! Será muy democrático, pero, ¿dónde quedó aquel agente secreto que desayunaba mermelada Tiptree? En toda la peli no se dice lo de “Mi nombre es Bond, James Bond”. ¡Qué postmoderno, eh? Gracias, venimos a ver ESO. ¿O te creías que veníamos por el guión? Tampoco sale el martini “agitado, no removido”, ahora Bond bebe no sé qué mariconadas… en fin.
Música y títulos de crédito: Pese a haber leído que la secuencia de los títulos iniciales no estaba a la altura, no es cierto: son todo lo que deben ser y están muy bien. También hay tiro a través de un cañón estriado. Sobre la música, diré que es caca, interpretada por el cansino Jack White y una tal Alicia Keys. La canción tenía que haberla hecho Amy Winehouse, y punto. Otra tradición que rompe esta peli es la del miniepisodio previo a los créditos, en este caso lo previo es la directa continuación de Casino Royale (2006), pero eso no supone ningún problema, al revés: es de lo mejor de la peli.

Valoración global: La película me ha gustado mucho, pese a no ser lo que se espera de una de James Bond. Casino Royale tampoco lo era y me satisfizo al 99%, esta menos. Aun así, la recomiendo, pero sabiendo lo que se va a ver. Si la pudierais ver en V.O. pienso que sería mejor. Yo la vi doblada y, además de perderme las voces de Judi Dench, Daniel Craig (casi mejor) Guillermo Del Toro y Alfonso Cuarón, hube de sufrir el bufonesco doblaje pseudofranchute de Mathieu Amalric (el malo) y el ridículo pastiche ruso-¿italiano? de Olga Kurylenko, que en el original actúa con acento boliviano, dicen. Bueno, y al final de los créditos finales lo de siempre: JAMES BOND VOLVERÁ. Pues eso: que vuelva, por favor.
Título sacado de una obra de Ian Fleming: Correcto, sacado de un relato corto de 1960 y además, como manda la tradición, la historia y los personajes no tienen nada que ver con la “Quantum of Solace” original.
Trama incomprensible: Justo en el centro de la diana! Sería tedioso citar aquí el número de medios de comunicación en los que he leído que la trama de Quantum of Solace se entiende menos que Darth Vader comiendo polvorones. Pero vamos, que no es necesario leerlo en ninguna parte: a esta conclusión pude llegar yo solito.

Escenarios exóticos/chulos: Siena, Haití, Bregenz (Austria), el Lago Garda, Bolivia (La Paz y el desierto), Rusia, sí, esta prueba la supera con creces.
Vehículos: Bien es verdad que sale un Aston Martin, con lo que eso está cubierto, pero la peli adolece de un contrato de product placement con la marca Ford. Muchos Fords, todos nuevísimos, en países del Tercer Mundo. No cuela. Y otra cosa: ¿James Bond a bordo de un Ford Ka? I don’t think so! En cuanto a otros vehículos… un avión DC3, un helicóptero Bell UH-1 “Huey”, un caza Aermacchi SF.260, sin duda espectaculares para una peli de… hace cuarenta años!
Tecnología: Mucha tecnología, onda Bourne, y eso es un problema porque deberíamos estar hablando al revés, que Bourne usa tecnología “onda 007”. Que si pantallas táctiles, que si conexiones a Internet instantáneas, que si móviles chiripitifláuticos… el problema es que todo eso lo usan otros, al pobre James Bond no le dan más que dos puños rudos. Ni siquiera sale Q, cojones. Eso sí, los malos hacen un uso espectacular de la tecnología en la escena de la ópera.

Villanos: Los malos de Bond siempre son teatrales, ideeas geniaales, o perturbados. En este caso, Dominic Greene es un malo que está muy a la altura, una creación de maldad y locura que me ha parecido lo mejor de la película. Nada de histrionadas, nada de planes megalómanos: este es un malo de camisa desabrochada y por eso da más miedo. El resto de villanos, de opereta: Elvis (secuaz de Dominic Greene que parece “Sandro de la Bienale” de El Gran Lebowsky), un tal General Medrano y el Guillén Cuervo, no os digo ná.
Chicas Bond: Hablemos, este Bond moja menos que el mercurio, y eso es preocupante. Aquí solo folla una vez, y no con la tía principal. ¡Injuria! Las chicas Bond sí están a la altura, Camille/Olga Kurylenko: obra maestra (en serio, incluso actúa bien) y la pava que hace de Strawberry Fields, una pena que solo salga tres minutos y medio.

Identidad Bond: Solo a la mitad de la peli, cuando veía que Judi Dench se dirigía al personaje de Daniel Craig llamándole “Bond”, caí en la cuenta de que estaba viendo una peli de 007. Bond gañán, Bond de baja estofa, Bond cani… ¡uf! Será muy democrático, pero, ¿dónde quedó aquel agente secreto que desayunaba mermelada Tiptree? En toda la peli no se dice lo de “Mi nombre es Bond, James Bond”. ¡Qué postmoderno, eh? Gracias, venimos a ver ESO. ¿O te creías que veníamos por el guión? Tampoco sale el martini “agitado, no removido”, ahora Bond bebe no sé qué mariconadas… en fin.
Música y títulos de crédito: Pese a haber leído que la secuencia de los títulos iniciales no estaba a la altura, no es cierto: son todo lo que deben ser y están muy bien. También hay tiro a través de un cañón estriado. Sobre la música, diré que es caca, interpretada por el cansino Jack White y una tal Alicia Keys. La canción tenía que haberla hecho Amy Winehouse, y punto. Otra tradición que rompe esta peli es la del miniepisodio previo a los créditos, en este caso lo previo es la directa continuación de Casino Royale (2006), pero eso no supone ningún problema, al revés: es de lo mejor de la peli.

Valoración global: La película me ha gustado mucho, pese a no ser lo que se espera de una de James Bond. Casino Royale tampoco lo era y me satisfizo al 99%, esta menos. Aun así, la recomiendo, pero sabiendo lo que se va a ver. Si la pudierais ver en V.O. pienso que sería mejor. Yo la vi doblada y, además de perderme las voces de Judi Dench, Daniel Craig (casi mejor) Guillermo Del Toro y Alfonso Cuarón, hube de sufrir el bufonesco doblaje pseudofranchute de Mathieu Amalric (el malo) y el ridículo pastiche ruso-¿italiano? de Olga Kurylenko, que en el original actúa con acento boliviano, dicen. Bueno, y al final de los créditos finales lo de siempre: JAMES BOND VOLVERÁ. Pues eso: que vuelva, por favor.