Decía el buen Jardiel Poncela en el prólogo de una de sus obras, “Verán ustedes canela”. Pues anoche, en Sevila, en el festival Territorios, se vio canela: en rama y molida, a manos llenas. Ahora bien, también hubo espacio para los bostezos.
Acudo a Sevilla, la ciudad de los prodigios y los carriles bici, para ver el día rockero del festival Territorios. El cartel, simplificado, consistía en los grupos yanquis Wilco, The Jayhawks y los granadinos Lori Meyers. También actuaron otros, como Akron/Family, que sinceramente no me interesaban. También tocaban Cycle, ¿os acordáis? Sí, hombre! el gran fraude del indie español… Pero allí habíamos ido a ver lo que habíamos ido a ver. El entorno del concierto, muy bonico: el antiguo Monasterio de La Cartuja, con evidente regusto a EXPO’92. Tal vez por eso había en la puerta un nota con un tenderete vendiendo camisetas AUTÉNTICAS de Curro y de la EXPO. ¿Te compraste alguna, Porerror? ¿Lee usted Estatuas Verdes, señora?
Allí se dio cita lo mejor de la escena indie sevillana (y básicamente cualquiera que estuviera en Sevilla y le sobraran 25 euros); así, de memoria, pude reconocer a componentes de los grupos Maga, Sr. Chinarro, Southern Arts Society, Bombones, Úrsula, Gañafotes, Los Gustosos, Chencho Fernández y Smoking Kills, The Vagos, The Del-Shapiros, y a la actriz Teresa Hurtado.
Empezamos con Wilco: canelón!!! Confieso que yo iba un pelín prevenido a ver a la banda de Chicago, pensaba echar el concierto a beneficio de inventario, en fin, Wilco, ya sabéis… un gran nombre, podré contar que los vi de joven…. Gran error. Entre su veta country y sus veleidades experimentales, me daban un montón de miedo, pero no hubo nada de eso, lo que se vio anoche fue un conciertazo de rock puro y duro, rock alternativo, rock con ganas de no dejar a nadie indiferente: de emocionar. Y eso es Wilco, claro, me diréis, emocionar.
Sin ser fanático tengo todos sus discos (salvo el ultimísimo, que entoavía no ha salido), y pude reconocer temazos de varios de ellos. Curiosamente, abrieron con “Wilco (the Song)”, heraldo de su nuevo Wilco (the Album). No faltaron a la cita piezas de sus cuatro discos de estudio anteriores: “A Shot In the Arm”, “At Least That’s What You Said”, “Hate It Here”, “Impossible Germany”, “Walken”, “Radio Cure”, “I Am Trying to Break Your Heart”… y cerraron con “Spiders (Kidsmoke)”, frenesí saltarín entre el público. Yo sinceramente dudo que en Sevilla haya tantos fans de Wilco como gente hubo allí congregada anoche, dudo que haya la mitad de la mitad de la mitad. ¿Qué quiero decir? Que da igual que no fueras fan, Wilco son tan buenos y, sobre todo, dan un espectáculo en directo de tal calibre que mueven a la lágrima hasta a los corazones de piedra.
La voz de Jeff Tweedy en directo me pareció prodigiosa, moviéndose entre el country rock, el grunge, el rock indie y –atención- el R&B. Hubo un par de temas (creo que son del nuevo disco) en que me quedé absolutamente fascinado: en uno Wilco sonaban como un grupo de la Stax, en el otro fueron directamente Led Zeppelin. ¿Es que tú, después de llevar 13 años escuchándolos no sabías que Wico eran así de buenos, Porerror? Pues mira, no, porque también hay que admitir que en estudio, algunas de sus canciones resultan un pelín rollico. Además, que yo iba temiendo un recital de country alternativo, y lo que me encontré fue uno de rock alternativo, GRACIAS.
Después de la intensidad vocal, los teclados mágicos y la pirotecnia guitarrística de Wilco (el solo de “Impossible Germany”: ¿Error de Dios? Comente en 500 palabras), muy difícil lo tenían los Jayhawks de Minnesota para estar a la altura. Hablemos: sé que los Jayhawks son lo mejor desde el chicle, etc, etc, pero su vitola country me echa para atrás como el olor de la sopa de ajo a Drácula. Empecé a escucharlos hace solo seis meses, enganchado por sus dos álbumes menos country, el Sound of Lies (1997) y el Smile (2000). Los dos me encantan, son rock alternativo, son power pop, son la crema pura. Pero todos me advertían: “te han gustado porque para entonces ya se había marchado del grupo Mark Olson” (el supuesto orfebre cowboy de la banda).
Juro que no llevaba prejuicios contra Jayhawks, si acaso andaba predispuesto a favor, cuando saltan al escenario y entre sus fans acérrimos sonó un murmullo seguido de una exclamación: los Jayhawks venían con Mark Olson, que ha vuelto al grupo!!! “Uh-oh” –pensó servidor de ustedes, y no se equivocó. Entonces, yo no sé decir si su actuación fue buena o mala, solo sé decir que me resultó aburrida, y más comparándola con la predecesora de Wilco: plana, moña, sin lustre… Ni rastro de sus dos discos pop, aquello fue un frenesí de granero, corral y voces plañideras empastadas. Gary Louris (“el bueno de Jayhawks”) apenas brilló, y el repertorio a mí me aburrió, salvo “Blue” y su versión de “Bad Time”.
Los varios eruditos de Jayhawks que me acompañaban sí dieron el visto bueno al concierto (aunque hubo gente que, en señal de protesta por tanto country se dio la vuelta y le dio la espalda al grupo durante un buen rato), por ellos sé que sonaron “Take Me With You (When You Go)”, “Wichita”, y casi todo el Tomorrow the Green Grass (1995): aparte las dos del párrafo anterior, “I’d Run Away”, “Miss Williams’ Guitar”, “Two Hearts”, “Real Life”, “Over My Shoulder”, “See Him On the Street”… y también un tema inédito titulado, precisamente, “Tomorrow the Green Grass”.
Para mi desgracia, el concierto de Jayhawks se solapaba con el de Lori Meyers, pero claro, a los de Granada era la sexta vez que los veía en directo. Solo llegué a ver la recta final de su actuación, pero bastó para dejarme buen sabor de boca pop tras la atrocidad de los alt. country. Alcancé a ver “El gallo ventrílocuo”, “Dilema”, “Luces de neón”, “La pequeña muerte”, “Viaje de estudios” y “Alta fidelidad”, suficientérrimas para refrendar que, hoy por hoy, Lori Meyers conforman la aristocracia del espíritu indie. Conclusión: como diría mi madre, “tú es que siempre vas a los mejores conciertos, hijo, todo imprescindible y fundamental” –pues claro, si no no iría!
Acudo a Sevilla, la ciudad de los prodigios y los carriles bici, para ver el día rockero del festival Territorios. El cartel, simplificado, consistía en los grupos yanquis Wilco, The Jayhawks y los granadinos Lori Meyers. También actuaron otros, como Akron/Family, que sinceramente no me interesaban. También tocaban Cycle, ¿os acordáis? Sí, hombre! el gran fraude del indie español… Pero allí habíamos ido a ver lo que habíamos ido a ver. El entorno del concierto, muy bonico: el antiguo Monasterio de La Cartuja, con evidente regusto a EXPO’92. Tal vez por eso había en la puerta un nota con un tenderete vendiendo camisetas AUTÉNTICAS de Curro y de la EXPO. ¿Te compraste alguna, Porerror? ¿Lee usted Estatuas Verdes, señora?
Allí se dio cita lo mejor de la escena indie sevillana (y básicamente cualquiera que estuviera en Sevilla y le sobraran 25 euros); así, de memoria, pude reconocer a componentes de los grupos Maga, Sr. Chinarro, Southern Arts Society, Bombones, Úrsula, Gañafotes, Los Gustosos, Chencho Fernández y Smoking Kills, The Vagos, The Del-Shapiros, y a la actriz Teresa Hurtado.
Empezamos con Wilco: canelón!!! Confieso que yo iba un pelín prevenido a ver a la banda de Chicago, pensaba echar el concierto a beneficio de inventario, en fin, Wilco, ya sabéis… un gran nombre, podré contar que los vi de joven…. Gran error. Entre su veta country y sus veleidades experimentales, me daban un montón de miedo, pero no hubo nada de eso, lo que se vio anoche fue un conciertazo de rock puro y duro, rock alternativo, rock con ganas de no dejar a nadie indiferente: de emocionar. Y eso es Wilco, claro, me diréis, emocionar.
Sin ser fanático tengo todos sus discos (salvo el ultimísimo, que entoavía no ha salido), y pude reconocer temazos de varios de ellos. Curiosamente, abrieron con “Wilco (the Song)”, heraldo de su nuevo Wilco (the Album). No faltaron a la cita piezas de sus cuatro discos de estudio anteriores: “A Shot In the Arm”, “At Least That’s What You Said”, “Hate It Here”, “Impossible Germany”, “Walken”, “Radio Cure”, “I Am Trying to Break Your Heart”… y cerraron con “Spiders (Kidsmoke)”, frenesí saltarín entre el público. Yo sinceramente dudo que en Sevilla haya tantos fans de Wilco como gente hubo allí congregada anoche, dudo que haya la mitad de la mitad de la mitad. ¿Qué quiero decir? Que da igual que no fueras fan, Wilco son tan buenos y, sobre todo, dan un espectáculo en directo de tal calibre que mueven a la lágrima hasta a los corazones de piedra.
La voz de Jeff Tweedy en directo me pareció prodigiosa, moviéndose entre el country rock, el grunge, el rock indie y –atención- el R&B. Hubo un par de temas (creo que son del nuevo disco) en que me quedé absolutamente fascinado: en uno Wilco sonaban como un grupo de la Stax, en el otro fueron directamente Led Zeppelin. ¿Es que tú, después de llevar 13 años escuchándolos no sabías que Wico eran así de buenos, Porerror? Pues mira, no, porque también hay que admitir que en estudio, algunas de sus canciones resultan un pelín rollico. Además, que yo iba temiendo un recital de country alternativo, y lo que me encontré fue uno de rock alternativo, GRACIAS.
Después de la intensidad vocal, los teclados mágicos y la pirotecnia guitarrística de Wilco (el solo de “Impossible Germany”: ¿Error de Dios? Comente en 500 palabras), muy difícil lo tenían los Jayhawks de Minnesota para estar a la altura. Hablemos: sé que los Jayhawks son lo mejor desde el chicle, etc, etc, pero su vitola country me echa para atrás como el olor de la sopa de ajo a Drácula. Empecé a escucharlos hace solo seis meses, enganchado por sus dos álbumes menos country, el Sound of Lies (1997) y el Smile (2000). Los dos me encantan, son rock alternativo, son power pop, son la crema pura. Pero todos me advertían: “te han gustado porque para entonces ya se había marchado del grupo Mark Olson” (el supuesto orfebre cowboy de la banda).
Juro que no llevaba prejuicios contra Jayhawks, si acaso andaba predispuesto a favor, cuando saltan al escenario y entre sus fans acérrimos sonó un murmullo seguido de una exclamación: los Jayhawks venían con Mark Olson, que ha vuelto al grupo!!! “Uh-oh” –pensó servidor de ustedes, y no se equivocó. Entonces, yo no sé decir si su actuación fue buena o mala, solo sé decir que me resultó aburrida, y más comparándola con la predecesora de Wilco: plana, moña, sin lustre… Ni rastro de sus dos discos pop, aquello fue un frenesí de granero, corral y voces plañideras empastadas. Gary Louris (“el bueno de Jayhawks”) apenas brilló, y el repertorio a mí me aburrió, salvo “Blue” y su versión de “Bad Time”.
Los varios eruditos de Jayhawks que me acompañaban sí dieron el visto bueno al concierto (aunque hubo gente que, en señal de protesta por tanto country se dio la vuelta y le dio la espalda al grupo durante un buen rato), por ellos sé que sonaron “Take Me With You (When You Go)”, “Wichita”, y casi todo el Tomorrow the Green Grass (1995): aparte las dos del párrafo anterior, “I’d Run Away”, “Miss Williams’ Guitar”, “Two Hearts”, “Real Life”, “Over My Shoulder”, “See Him On the Street”… y también un tema inédito titulado, precisamente, “Tomorrow the Green Grass”.
Para mi desgracia, el concierto de Jayhawks se solapaba con el de Lori Meyers, pero claro, a los de Granada era la sexta vez que los veía en directo. Solo llegué a ver la recta final de su actuación, pero bastó para dejarme buen sabor de boca pop tras la atrocidad de los alt. country. Alcancé a ver “El gallo ventrílocuo”, “Dilema”, “Luces de neón”, “La pequeña muerte”, “Viaje de estudios” y “Alta fidelidad”, suficientérrimas para refrendar que, hoy por hoy, Lori Meyers conforman la aristocracia del espíritu indie. Conclusión: como diría mi madre, “tú es que siempre vas a los mejores conciertos, hijo, todo imprescindible y fundamental” –pues claro, si no no iría!